jueves, 6 de noviembre de 2008

Barcas en Coria Del Rio.


Coria ha sido asentamiento de todas las culturas, como demuestran los numerosos hallazgos arqueológicos que se encuentran en la zona. De hecho, hay numerosos restos del Neolítico, como hachas pulimentadas, cuchillos, puntas de flecha del Calcolítico y hallazgos del Bronce final y época ibérica. Los fenicios construyeron en Coria un importante puerto fluvial con factoría; signo de su importancia es que durante la época fenicia acuñó moneda. Fue entonces denominada Caura. Bajo la dominación romana recibió el nombre de Caura Siarum. Mantuvo su importancia, y se continuó la acuñación de moneda, con imágenes de un pez. Son muy abundantes los restos romanos hallados en la villa, y se destaca un cipo que se conserva en la ermita de la Vera Cruz. Sufrió en el año 885 una invasión normanda que arrasó la villa y diezmó la población. Durante la época árabe recibió la denominación de Korah. En la conquista cristiana quedó prácticamente desolada, y fue repoblada por mandanto de Fernando III y, posteriormente, en época de Alfonso X, asentándose familias catalanas y aragonesas. Posteriormente siguió sufriendo invasiones árabes. Perteneció al conde-duque de Olivares desde el siglo XVII, pasando después a ser propiedad del conde de Altamira. Desde la más remota historia hasta casi la actualidad ha sido secular la vocación marinera y pescadora de la villa, que se ha perdido casi por completo debido a la contaminación del Guadalquivir. Son muy numerosos los intelectuales y artistas que ha dado Coria. Baste citar a fray Francisco de Acosta, evangelizador de Méjico; al teólogo Manuel Martínez Campos; los pintores Manuel de la Rosa y Andrés Martínez de León; el historiador José Luis Asián Peña y un largo etcétera en todos los ámbitos de la cultura.

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